DISEÑO REVERSIBLE A-B MÚLTIPLE

Diseño reversible A-B múltiple


El diseño A-B, constituye el esquema más elemental de la clase de diseños de replicación intrasujetos, pero permite corregir algunas de las deficiencias del método del estudio de casos y las propias del diseño B. La fase A implica observaciones de la línea base con el objetivo de ver la frecuencia natural de la conducta objeto de estudio. En la fase B, se introduce la variable de tratamiento, para observar los cambios en la variable dependiente, atribuyéndose éstos a los efectos a los efectos del tratamiento.
Según Wolf y Risley, esta estrategia no permite un análisis experimental total de los efectos controladores del tratamiento. Puede ser que los cambios en la fase B no sean consecuencia del tratamiento, y pueden haberse producido como función de una correlación con algún acontecimiento fortuito. A pesar de estas limitaciones el diseño A-B puede ser de utilidad en algunos contextos.
Según Campbell, la estrategia A-B contiene amenazas tanto a la validez interna (historia, maduración, inestabilidad, selección) como a la validez externa (efectos de interacción de las pruebas, interacción de la selección y el tratamiento experimental, efectos reactivos de las disposiciones experimentales).
Ventajas e inconvenientes del diseño A-B: La principal ventaja de este modelo es el control de la maduración, que es una de las principales fuentes que atentan contra la validez interna. La posible presencia de la maduración a través del tiempo, ya que tomamos varias medidas antes y después del tratamiento. El factor historia puede ser también controlado en parte. Se trata según Cook y Campbell (1979) de “la posibilidad de que otro tipo de fuerzas diferentes del tratamiento bajo investigación lleguen a influenciar a la variable dependiente inmediatamente después de haber introducido el tratamiento”. Constituye también por tanto una gran amenaza hacia la validez interna. Para controlar este factor es necesario tomar registros cuidadosos de aquellas variables que pudieran causar las respuestas de los sujetos. Rechazaremos pues, el factor historia como responsable de los cambios operados si tenemos en cuenta esto y comprobamos que no se ha producido ningún factor extraño a partir del momento de la intervención experimental. Durante el periodo de pretest o de línea base, sometemos al sujeto a una serie repetidas de registros, con lo que se adaptan a los mismos. Es así como quedan neutralizados, y por tanto controlados, los efectos de prueba.
En el diseño A-B, tomamos una serie continuada de medidas de un mismo sujeto, lo cual nos permite eliminar e incluso tener en cuenta la posible acción de factores extraños, sobre todo si estos factores son continuantes de los resultados. Nos encontramos pues ante la gran ventaja de este diseño en correlación al diseño “antes y después de un solo grupo”. Existen, por otra parte, una serie de desventajas en la estructura interna de este diseño.
Según Risley y Wolf (1962), el principal inconveniente de este diseño es que en la fase experimental los datos son comparados con la predicción hecha a partir de los datos en la fase anterior. Si una tendencia previamente establecida y constante es seguida en la fase B por un brusco cambio que tiende a mantenerse, podríamos inferir probables consecuencias sobre la acción del tratamiento. En caso de que la tendencia se inicie en sentido creciente y siga durante la fase B, cualquier inferencia sobre la efectividad del tratamiento queda totalmente comprometida. Ya que según este diseño mantenemos los criterios en función de los cuales se identifican y registran las conductas, se estudian unos mismos sujetos y los intervalos no suelen ser lo suficientemente amplios como para que se produzca algún tipo de variación cíclica, pueden ser fácilmente obvios factores como la instrumentación, la selección, la ciclicidad, etc, comprometiendo así la validez interna. Deben por tanto tenerse estos factores en cuenta al evaluar el impacto de una investigación en todo caso.

 Met. de la Investigacion Cientifica: TRABAJO N° 4



EJEMPLO 1:
A-B con una única conducta objetivo y seguimiento.
Utilizaremos a modo de ejemplo un diseño A-B con un procedimiento de seguimiento para evaluar los efectos del reforzamiento en la frecuencia de la conducta de hacer preguntas sobre la materia en un niño de 10 años. Durante la línea base (fase A) registraremos el tiempo y la frecuencia de cada episodio de hacer preguntas. El tratamiento (fase B) podría consistir en ponerle un punto positivo al niño cada vez que hace una pregunta pertinente con el fin de que esta conducta aumente.
A-B con medida de conducta objetivo múltiple.
 Siguiendo con el ejemplo anterior, intervendríamos en este caso con la intención, no solo de aumentar el número de veces en las que el niño pregunta sobre la materia, sino de aumentar también el número de veces que trae los deberes hechos y que ayuda a los compañeros, reforzándolo igualmente con un punto positivo.

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